sábado, 9 de octubre de 2010

Paradójico facebook


Como que suele dar reparo reconocer que somos curiosos y que chafardeamos los perfiles ajenos. A mí me parece que no ser curioso es aún peor... Al menos este tipo de curiosidad, que no es chafardera porque no es tan ajeno quien nos ha dejado la llave de su perfil al agregarnos como "amigos" y no le espiamos, que me parece que es otra cosa.
Es muy chocante que algún despistado entre y te deje escrito en el muro "¿Qué tal cómo estás? Lo cual también te lo puede decir por inbox, en cerrado. Pero lo peor es que si se leyera algo de lo que hayamos ido comentando recientemente, ya sabría quizá mucho más de lo que habitualmente se aatreve uno a contestar a esa "¿Cómo estás?", que puede deducirse. O eso me parece.
El otro fenómeno es el de hablar más que escuchar. Es relativo, como todo. Alguien que escriba poco, que actualice poco, que comente poco, siempre podrá considerar que el que ha escrito mucho más es tendente al más hablar que escuchar (o que curiosear). Pero en realidad depende del ratio entre lo que escuche y curiosee y lo que escriba. Yo, por ejemplo, suelo largar bastantes sábanas; a la que me descuido ya he escrito un folio donde otros acostumbran una frasecita, y eso no deja de sorprenderme, de cohibirme, de hacérmelo mirar. Claro que otros se prodigan y en vez de escribir algo más de lo que suelen, van sembrando "me gusta" por aquí y por allá, sin que pueda averiguarse ni si en realidad le gustó o sólo dijo que le gustaba, si siquiera se leyó lo que dice que le gustó (o el video, o la canción, o el dibujo, o la pintura que dice que le gusta). Y a veces eso es un misterio preocupante. Por ejemplo cuando alguien cuelga algo buenista, para alguna causa "justa". No queda claro si se adhiere a esa causa o si aprecia los comentarios de quien decidió mostrar o adherirse a esa causa a partir de una pieza o mensaje bien concreto.
Desde mi vuelta de vacaciones he sufrido algunos episodios curiosísimos, algunos han rsultado además de curiosos bastante difíciles, enojosos. Casi siempre empiezan porque alguien que se considera muy bueno (la justicia, la excelencia,el bien, todo eso; casi siempre autoconsiderados de izquierdas, aunque con notables casos de gente muy de derechas) necesita rebajar la calidad de otras ideas o de otras personalidades para realzar a los que a él le parecen mejores. Si otro tercia y matiza, acostumbra a liarse. Entonces los que aparecieron buenísimos se revelan odiosos, de odiantes: vociferan, estigmatizan, insultan. Creo que en cuanto vuelva a ver que asoma un bueno de estos, saldré corriendo de ese espacio.
Está también el especimen que se autoremite a sí mismo: "léeme, lo he dejadobien claro". Esa es una presunción que él acaso crea que no debe constatarse, como si bastase con decir algo para que ese algo incluyera algún sentido, o por lo menos el sentido que él cree que tenía. Yo sospecho que no se leen a sí mismos. Si lo hicieran quizá comprenderían que lo suyo fue un acto fallido, que se les escapó otra cosa, o que se les escurrió lo que pretendían decir. Ay! Cuando eso sucede se organiza un bucle diabólico sin posible remedio mientras el que se remite a lo escrito se encastille y proclame que lo dejó dicho bien claro. Siempre deseo que estos tipos (pueden ser mujeres, claro) no sean docentes, porque evidencian una grave deficiencia para enseñar o para compartir siquiera.
Aprender a teclear no es difícil. Escribir frases una detrás de otra tampocoes difícil. Organizar las palabras y las frases para que tengan sentidos posibles es otra cosa. Frecuentemente, los más apasionados por la forma, los digamos "poetas" (los verdaderos no, pero sí los pseudopoetas que suelen escribir frases cortas en vertical y las consideran versos sólo por esta tonta cuestión) suelen considerarse irresponsables del sentido, con hacer sentir algo se dan por satisfechos. Claro. Sólo faltaría que anhelaran dejar indiferentes. Pero luego no averiguan qué clase de cosa produjeron, qué se entendió, cuáles y cuántas de las posibles cosas es o fueron las que interpretadas o si hubo otras. Son pocos (sólo los más serios) los que indagan en esto. Son más frecuentes los que esperan un "me gusta", como si tuvieran pendientes muchas caricias desde su niñez. Todos queremos que nos quieran, desde luego. Y no hacen daño a nadie dejádose querer, estimulando que se les quiera. La cosa es si "eso" que "ofrecen" tiene algún verdadero valor para alguien, más allá del cambio de cromos ("yo te digo a ti que lo tuyo me gusta, para que tú me digas a mí que lo mío te gusta").
Poca crítica y mucho halago en Facebook. Todo escora hacia los extremos. O el halago o el insulto. Pero es raro, infrecuente, que alguien diga algo que le permita a un autor (de lo que sea, sea un poema o sea un chiste o una pintura o un corto) averiguar cosas, en especial sobre hasta quqé punto lo que brindó a un público alcanzó el logro de la comprensión, en qué medida se produjo, qué sintió de verdad quien dice "me gusta". Y más raro aún que si añade algún comentario que sí intente (o parezca que intenta) decir algo, verdaderamente logre decirlo. Que sea algo bien escrito eso ya es casi insólito. FB es muy democrático y eso es bueno. Pero como la mayonesa para la salmonella, es un excelente caldo de cultivo para la mediocridad más ñoña.

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